Cariló, Partido de Pinamar, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Galatea es una casa de vacaciones construida en un apéndice formado por 4 manzanas en Cariló, localidad balnearia de la costa bonaerense a 400 kms de Bs As.
La ¨segunda casa¨ suele ser una vivienda despojada, con la rusticidad propia de la vida en vacaciones. Esta vivienda además se construye para ser alquilada durante gran parte del año, por lo tanto no hay especificidad en el programa de necesidades salvo algunas condiciones de accesibilidad y circulación, la premisa de plantear un desarrollo en una planta única y el bajo mantenimiento son los únicos lineamentos tangibles a cumplir. Suponer diferentes modos de vida, predecibles y no tanto a los que la vivienda necesariamente debe amoldarse aparece como acuerdo en el proceso de propuesta y proyecto.
Diferentes modos de vida conviviendo en un mismo ámbito en tiempos simultáneos todos contenidos en los mismos recintos.
Con un planteo en ¨L¨ apenas levantada del nivel de calle la casa se abre hacia el oeste donde se ubica la pileta, hacia el exterior la vivienda plantea una relación Adaptable (cerrado-abierto) ya que no se cierra hacia la ciudad y se protege con diferentes dispositivos -aquí llamados parasoles- según el grado de privacidad necesaria.
Los espacios de descanso se distribuyen en una planta baja que se abre a la pileta central y en un dormitorio en suite en planta alta que se abre a la calle y al bosque, todos confluyen en los espacios sociales centro de la vida familiar en vacaciones
Galatea se configura a vidas cambiantes, se cierra o abre según cuan introspectivos o no sean sus habitantes temporarios. Se adapta a diferentes configuraciones familiares (tradicionales o no) y de una manera sutil propone diferentes formas de percibir el espacio a través de los juegos de luces que casi naturalmente allí suceden.
Permite el uso a personas con distintos grados de movilidad física, incorporando elementos de accesibilidad de forma natural al diseño de la casa.
Hormigón, acero corten, aluminio y vidrio conforman el escaso catalogo de materiales con los que se construye la casa. Elementos que despegados del suelo garantizan un mantenimiento casi nulo, y por su baja complejidad se aseguran una optimizaron del recurso humano al momento de construir.
La continuidad visual interior solo se interrumpe de modo aleatorio por los parasoles pivotantes reforzando un carácter lúdico y sumamente personal, cada usuario modifica temporariamente la fachada según su necesidad.
Los parasoles diseñados y fabricados especialmente para la casa sobre la calle más larga se proyectan como un sistema de ¨escamas¨ de hormigón que permiten la entrada del sol y cierran las vistas desde los vecinos y la calle a la circulación interna. En el frente hacia la reserva, se encuentran los ambientes sociales elevados sobre el nivel de calle frente un bosque en el que no podrá construirse al menos en lo inmediato. En esta fachada se debía lograr privacidad pero a la vez no cerrar las vistas al paisaje, un sistema de parasoles pivotantes fabricados en acero corten despegados del frente vidriado resuelven el problema.
Ambos sistemas de parasoles se diseñaron respetando un patrón reconocible, aun cuando la materialización y tecnologías son diferentes. Los materiales con los que se fabrican y su nulo mantenimiento se proyectan para reflejar el paso del tiempo de la obra en el paisaje, el envejecimiento natural de los materiales expuestos al clima costero integrarán de un modo natural la obra al entorno. La incidencia de la luz solar según la ubicación del sol en cada momento del día se contempla para el diseño de los diferentes dispositivos, las luces, sombras y su incidencia sobre las diferentes superficies enriquecen la experiencia de habitar en la casa.