Cariló, Partido de Pinamar, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
Casa Jacarandá es una vivienda de ocupación temporaria pensada para el uso en cualquier época del año. La misma se proyecta en un lote atípico de esquina en el límite entre dos zonificaciones –Multifamiliar/Unifamiliar- dado que por su tamaño puede ser un hotel pero por el tratamiento de sus espacios y escala interna es una “casa“. El objeto construido funciona como un fuelle de transición entre las diferentes escalas, tipologías y usos de la zona.
El código de construcción con sus retiros obligatorios, las leyes de paisaje con un máximo de arboles a derribar y la topografía como condicionantes rígidos se cruzan en la etapa de proyecto con un programa de necesidades variable y siempre creciente. Como estrategia proyectual se plantea un ‘juego de cajas’ -una de las preferidas actividades lúdicas que libera la imaginación de un niño- que permite la agrupación, el apile, el desfasaje; cajas que pueden crecer, acortarse, expandirse o comprimirse según la necesidad. Un ejercicio que genera, al momento de proyectar, gran flexibilidad dando versatilidad a la propuesta de proyecto.
La casa se desarrolla en 3 niveles y por necesidades de programa se invierte la lógica estructural, apilando las cajas desde la más pequeña -que se encuentra enterrada- hasta las más grandes en la cima. Las mismas se apoyan y sostienen en un juego estructural de pórticos, tensores y vigas vierendeel; un planteo estructural simple solo en apariencia.
Contrastando con la relación hacia la calle, la estrategia hacia el interior es de una apertura plena, tanto en el manejo de la forma como en la conformación del límite. Las dos grandes alas construidas protegen el patio, mientras que amplios paneles de vidrio que se ocultan en la tabiquería generan una continuidad entre la zona pública de la casa y el sector de parrilla, pileta y solárium creando un ámbito doméstico para una vivienda construida a cien metros de las playas céntricas en un contexto de ciudad balnearia.
Con el desfasaje de los diferentes volúmenes se da escala a circulaciones y patios que se plantean esquivando y conteniendo los pinos existentes. La pileta es un apéndice de la casa siempre alcanzada por el sol del oeste.
Las ventanas caladas como huecos en la profundidad de los tabiques invisibilizan el interior a la vez que transforman en cuadros el paisaje enmarcado visto desde el interior. El perímetro se transforma en un macizo de ochenta centímetros ahuecado.
El hormigón visto como material único en la concepción del proyecto es trabajado con diferentes encofrados. Material que nunca envejecerá y que no requiere grandes trabajos de mantenimiento ya que desde el primer día se ve tal cual es: sin revestimientos, sin ornamento, simple e imperfecto.